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  DIARIO DE LIZ HALEN 2º
 
                                                                                                       6 de diciembre de 1991
Querido diario:
Hoy desperté, tome el dinero y fui hasta donde los policías para averiguar si me podían ayudar para averiguar de quien es ese dinero.
Comisaria:
Yo:Em., Hola… encontré esto en el parque Paradise les mostré la billetera – y no sé de quien es…
Policía: Esta bien, ¿sabes cuando hay dentro?
Yo: Un millón…
 
Entonces se empezaron a mirar entre ellos, sorprendidos por tan gran número.
 
Policías: Te recomendamos que lo guardes, no lo gastes, por si alguien reclama por el, nosotros te avisaremos, ¿si?
Yo: Claro, les dejare mis datos.
Entonces tomaron mis datos y me volví a casa. Guarde muy bien el dinero. La verdad es que no quiero que parezca su dueño, porque eso me ahorraría muchas horas de trabajo para conseguir dinero, pero era lo mejor que podía hacer.
Cambiando de tema… hoy falte al colegio. Mañana es el último día de clases, habrá un acto, pero creo que no iré.
Hace unas cuantas horas, después de hablar con los policías, fui al parque donde encontré el dinero, pero para buscar flores, amo las flores, y como aquí en casa todas están secas, siempre consigo unas muy bonitas ahí.
Ocurrió algo…
Mientras yo buscaba entre tantas flores, una que sea perfecta, se acerca un hombre-con una margarita en la mano.
Señor: Creo que esta es la que buscabas
Yo: ¡Gracias señor, es hermosa!
Señor: La encontré rápido –sonrió- Y… ¿como te llamas niña?
Yo: ¿Debería decirle? Es que papa, no me dejaba charlar con desconocidos, y todo eso. No es que este queriendo decir que usted es malo o algo así pero…
Señor: Puedes confiar en mí, soy un gran amigo de Cintia, tu madre.
Yo: Ah, pues, excelente. ¿Como es tu nombre?
Señor: Edward Prese, todavía no me dijiste el tuyo- sonrió amablemente
Yo: Lo siento, me llamo Liz, Liz Halen.
Señor: Bonito nombre Liz.
Yo: ¡Gracias Ed!
Señor: Podemos ser grandes amigos Liz, como tu madre y yo. Pero… que raro que no te haya hablado de mí
Yo: Nunca lo hace, nunca hablamos – baje la cabeza apenada
Señor: Siento mucho que sea así… Cambiando de tema, ¿mañana vienes aquí?
Yo: Claro señor Edward, nos vemos.
 
Me quede pensando de donde conocía mi madre a Edward, parecía un hombre bueno, y amable. Y es raro de mí pensar así, bueno… desde que papa murió, ningún hombre que no sea Michael, me ha interesado de esa forma. Quiero decir… Edward lo tenía todo para ser un buen padre…
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                                                                                           7 de diciembre de 1991
Intimo diario:
Hoy quiero contarte algo muy importante para mí, tengo un nuevo amigo grande, se llama Edward, el hombre del que ayer te hable. Déjame contarte la historia…
Desperté, y luego de cambiarme bajé las escaleras de casa, desayune, y después subí de nuevo a mi cuarto. En eso encuentro a mamá revolviendo mis cosas.
Yo: ¿Mamá que haces?
Mama: ¿¡De donde sacaste este dinero!? (Había encontrado la billetera!)
Yo: Déjalo, ¡no es mío!
Mama: ¡Lo robaste!
Yo: No lo robé, lo encontré y debo guardarlo hasta que alguien lo reclame
Mama: ¡Claro que no lo devolverás! Me lo quedaré… seré rica – sonrió
Yo: No lo harás, ¡dámelo! – se lo quite de las manos
Mama: Esto no quedará así niña. – dijo muy enojada
Se fue y cerró fuerte la puerta, como siempre. Y guardé el dinero en otro lugar.
Sin más, me fui al parque donde siempre iba. Me senté en un banco, y me puse a ver las aves volar y darles de comer a las palomas. Amo los animales.
Vi a Edward…
Ed.: Liz, ¿como estas?
Yo: Hola... ¿muy bien y tu?
Ed.: Bien, gracias. Oye, que tal si damos unas vueltas alrededor del parque, y me cuentas de ti y yo de mi…
Yo: Vamos.
Caminamos alrededor de la plaza, me contó sobre su vida, era muy interesante, me dijo que había sido un íntimo amigo de mama. Pero al final, me confesó que salía con ella. Yo me alegré, el parecía ser una buena persona.
Pasé muy bien este día. El es mi nuevo amigo, definitivamente puedo confiar en el. Llegue a casa y ya es hora de dormir, mañana te contaré mas…
 
 
   
 
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