17 de noviembre 1998
Querido diario…
Guau, que sensación volver a decirte “querido diario”. No puedo creer que hayan pasado siete años desde que te perdí. Recuerdo ese día como que si hubiese sido ayer.
Después de aquella hermosa navidad del 1991, volvimos por un día a New York, así Ed y yo, saludábamos a nuestros parientes. Pasamos por mi casa, y acomodamos unas cuantas cosas allí. A propósito, ahí ahora vive otra familia, la vendimos.
Volvíamos en el avión a Los Ángeles, y te busqué en todas las valijas. Estaba tan nerviosa, no te encontré por ninguna parte. Fue tan triste.
Y ahora te encontré, no creerás donde, pero fue en el mismo lugar donde nos conocimos con Edward, exacto, el parque Paradise de New York, no tengo idea de quién lo habrá puesto allí. Pero fue totalmente mágico el momento.
Te contaré un poco de lo que pasó en todos estos años…
Hasta unos cuantos años después, seguí viviendo con Edward, llegué a ser feliz, a pesar de la ausencia de mis padres. Fui a una escuela de esa cuidad, e hice muchísimos amigos. Edward siempre estuvo ahí cuando yo lo necesité.
¿Creíste que me olvide de Michael? El fue la persona en quien confié todo el tiempo, y me enseñó a nunca romper las promesas, incluso las más pequeñas.
En el transcurso de mi niñez, soñaba todo el tiempo con volver a encontrarte. E incluso rezaba por volver a hacerlo, algunas veces perdía la esperanza pero otras la recobraba. Tú fuiste muy especial en mi niñez. Y ahora que te vuelvo a encontrar, querido diario, y al leer todo lo que de pequeña escribí. Puedo ver claramente como sufrí, ahora que soy mayor.
Bueno, una mayor, por años, pero sigo teniendo mi mismo espíritu de niña.
Sigo divirtiéndome como antes, y jamás dejaré de abrazar esos pocos, pero lindos recuerdos.
Quiero contarte, además, que ahora que cumplí mis 20, me casé, con la persona más maravillosa del mundo, y no me arrepiento de haberlo echo.
Siento que esto suceda, pero, esta es la ultima hoja que te queda, no creo que pueda volver a escribirte, ya que estoy muy ocupada ahora. Pero siempre te llevaré en mi corazón, como el diario donde escribí en los momentos, donde ya nadie me escuchaba.
Así que, esto es todo, querido diario, hasta siempre…
Elisabeth Halen, de Jackson.
POST DE : Marce y Cande
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